Emprendimiento peruano atraviesa dura crisis

El tantas veces celebrado emprendedurismo peruano atraviesa una de sus crisis más agudas en las últimas tres décadas. Pese a su proverbial resistencia y resiliencia, la crisis social y política en el país lo ha golpeado severamente hasta ponerlo en alerta roja.

De acuerdo con Mypes Unidas del Perú (MUP), a fines de febrero, 70 000 pymes se habían declarado en quiebra en lo que va de 2023, mientras que la Asociación Nacional de Gremios y Pequeña Empresa (Pyme Perú) ha informado que el 50 por ciento de las pymes del sur han tenido que cerrar en el escenario de las recientes protestas, mientras que en regiones como Piura, Lambayeque, La Libertad y Ancash, azotadas por el ciclón Yaku, alrededor de 521 000 empresas –el 13,8 por ciento del universo empresarial, en su gran mayoría, mypes– ha sido duramente golpeadas.

Ante ello, los especialistas han recomendado medidas drásticas de administración, la más importante de todas, cuidar la liquidez, concentrando los esfuerzos de compra de inventario en los productos que permiten a la pyme seguir operando; concentrar las energías en el 20 por ciento de los productos que hacen el 80 por ciento de la venta, cobrar al contado y pagar a crédito.

A ese escenario que la recuperación de liquidez por vía de las ventas online se encuentra ante un serio escollo: cerca de 900 000 pymes no están digitalizadas y solo 51 por ciento de los mayores de 18 años tienen una cuenta bancaria, de acuerdo con datos proporcionados por la plataforma de pagos FLOW.

Esto demuestra, de acuerdo con esta plataforma, que el emprendedurismo peruano está casi seis años atrasado en lo que respecta a la digitalización.